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La Normalización de la Violencia en Instituciones como el Trabajo, la Política o la Educación
Lic. Psic. Laura Imelda Hernández López
Unidad de Burnout
SNTSA 37
17 abril 2025

La violencia institucional es un fenómeno profundamente arraigado en muchas sociedades, ha sido normalizada hasta el punto de pasar desapercibida. En entornos como el trabajo, la política y la educación, las prácticas violentas, ya sean físicas, psicológicas o simbólicas, han sido justificadas como parte del «orden natural» de las relaciones humanas. Esta situación perpetúa estructuras de poder desiguales y afecta negativamente a la dignidad y el bienestar de los individuos.
Violencia en el ámbito Laboral
En el ámbito laboral, la violencia puede manifestarse de diversas maneras, desde el acoso y la intimidación hasta la explotación y la discriminación. El mobbing, o acoso laboral, es una de las formas más comunes de violencia en el trabajo, en la que un individuo o grupo ejerce presión psicológica sobre un empleado con el objetivo de desestabilizarlo. Además, las largas jornadas laborales, los bajos salarios y la falta de garantías de seguridad en algunos sectores también pueden considerarse formas de violencia estructural.
Otra forma de violencia en el trabajo es la discriminación, ya sea por género, raza, edad o condición socioeconómica. Muchas personas enfrentan barreras para acceder a oportunidades laborales justas debido a sesgos arraigados en la cultura organizacional. Asimismo, la precarización del empleo y la inestabilidad laboral generan un clima de ansiedad y estrés crónico que afecta la salud mental y física de los trabajadores.
En algunos sectores, la violencia se manifiesta a través de la sobreexplotación y el abuso de poder por parte de superiores jerárquicos. El trabajo forzoso, las amenazas de despido injustificado y la falta de mecanismos efectivos para denunciar abusos son prácticas que refuerzan un ambiente laboral hostil y peligroso. Además, en muchos casos, los trabajadores no cuentan con sindicatos o instancias de apoyo que los respalden ante situaciones de violencia institucionalizada.
Es fundamental que las empresas y organismos gubernamentales establezcan políticas claras de prevención de la violencia en el trabajo, promoviendo ambientes seguros y saludables para todos los empleados. La capacitación en derechos laborales, la implementación de protocolos contra el acoso y la creación de espacios de denuncia eficaces son estrategias clave para erradicar la violencia laboral y construir una cultura de respeto y equidad.
Violencia en la Política
La política es otro espacio donde la violencia se ha normalizado, especialmente en contextos donde el debate y la discusión han sido reemplazados por ataques personales y estrategias de intimidación. La violencia política se puede manifestar a través de discursos de odio, persecuciones judiciales injustificadas, difamaciones o incluso amenazas y agresiones físicas. Además, la violencia de género en la política es una realidad para muchas mujeres que enfrentan barreras adicionales para su participación y liderazgo.
Violencia en la Educación
En el sistema educativo, la violencia se expresa en prácticas como el acoso escolar (bullying), la discriminación por razón de género, etnia o clase social, y la imposición de normas autoritarias que despojan a los estudiantes de su autonomía. Además, en algunos países, las agresiones físicas y verbales por parte de docentes o compañeros son vistas como «parte del crecimiento» o «pruebas de resistencia», perpetuando una cultura de abuso y sometimiento.

Consecuencias de la Normalización de la Violencia
Cuando la violencia se normaliza dentro de estas instituciones, se genera un círculo vicioso en el que las víctimas pueden internalizar la agresión como algo natural, reduciendo sus posibilidades de denuncia o resistencia. Esto también afecta a la construcción de sociedades más justas y equitativas, pues perpetúa desigualdades y obstaculiza el desarrollo de modelos basados en el respeto y la inclusión.
Entre las principales consecuencias de la normalización de la violencia se encuentran:
- Impacto psicológico: Las personas que sufren violencia institucionalizada pueden desarrollar trastornos de ansiedad, depresión y estrés postraumático. La exposición prolongada a ambientes hostiles deteriora la autoestima y la confianza en uno mismo.
- Reproducción de patrones de violencia: Cuando la violencia es vista como algo cotidiano y aceptable, es más probable que las personas replican esos comportamientos en otros ámbitos de sus vidas, perpetuando el ciclo de abuso.
- Reducción de la productividad y el bienestar: En el ámbito laboral, la violencia genera ambientes de trabajo tóxicos, reduciendo la motivación y eficiencia de los empleados, lo que afecta tanto su desarrollo personal como el crecimiento de las organizaciones.
- Desconfianza en las instituciones: La falta de mecanismos efectivos para prevenir y sancionar la violencia en el trabajo, la política y la educación puede erosionar la confianza en las instituciones, desincentivando la participación ciudadana y el compromiso con el cambio social.
- Aumento de desigualdades sociales: La violencia institucionalizada refuerza las estructuras de poder desiguales, impidiendo que sectores vulnerables de la sociedad accedan a oportunidades justas y equitativas.
Estrategias para Desnormalizar la Violencia
Para combatir la normalización de la violencia en estas instituciones, es necesario implementar medidas que promuevan una cultura de respeto y equidad:
- En el trabajo: Fomentar políticas de prevención del acoso y garantizar condiciones laborales dignas.
- En la política: Promover la participación equitativa y penalizar las prácticas violentas.
- En la educación: Implementar programas de convivencia que prevengan la violencia y fomenten el respeto mutuo.
La desnormalización de la violencia requiere un compromiso colectivo para transformar las estructuras que la perpetúan. Solo así se podrá construir una sociedad más justa y respetuosa con los derechos de todos sus integrantes.
Bibliografía
- Bourdieu, P. (1998). La dominación masculina. Anagrama.
- Foucault, M. (1975). Vigilar y castigar: Nacimiento de la prisión. Siglo XXI.
- Han, B-C. (2015). La sociedad del cansancio. Herder.
- ONU Mujeres (2021). La violencia de género en la política: Estrategias y desafíos. Naciones Unidas.
- Organización Internacional del Trabajo (2019). Violencia y acoso en el mundo del trabajo. OIT.
- Hirigoyen, M-F. (2001). El acoso moral en el trabajo: Distinguir, prevenir y actuar. Paidós.
Fraser, N. (2008). Escalas de justicia: Reflexiones sobre la justicia social en un mundo globalizado. Herder.