Sentido de Vida e Identidad

Servir con sentido: volver a mirar nuestra vocación, nuestra dignidad y nuestro lugar en lo colectivo
Dr. Juan Bosco Ruíz Padilla
Catedratico de la Escuela del Éxito SNTSA37
13 octubre 2025

«La dignidad no consiste en tener honores, sino en merecerlos.»
—Aristóteles (350 a. C./2009)

Introducción  

¿Quién de nosotros no ha sentido alguna vez que el trabajo se convierte en pura rutina? ¿Quién no ha salido de un turno pensando si esto vale la pena, si alguien lo nota, si aún hay algo de esa vocación con la que empezamos?

Esta entrada está escrita pensando en ti, compañera, compañero del sector salud. Médica, camillero, enfermera, laboratorista, administrativo, paramédico… Sabemos lo que es cargar con lo urgente, con lo humano, con lo invisible. Y también sabemos que, a pesar del cansancio, de los trámites, de las injusticias, algo dentro nos sostiene. A eso, con mucho respeto, le llamamos vocación.

Pero esa vocación merece cuidado, reconocimiento y dignidad. No sirve de nada que nos digan “eres un héroe” si luego no tenemos condiciones dignas para trabajar ni espacios donde crecer juntos. Por eso queremos recuperar algo importante: el sentido colectivo de lo que hacemos.

No somos islas. Somos parte de un servicio público que, si se piensa con conciencia, puede ser una de las misiones más humanas y poderosas que existen: cuidar la vida, la salud y la dignidad de todas y todos. Y eso, sí que vale la pena.

Desarrollo  

1. ¿Qué pasó con la vocación?

A muchos nos enseñaron que vocación era aguantar, darlo todo sin quejarnos. Pero eso no es vocación, es explotación disfrazada. La verdadera vocación nace de algo más profundo: un sentido de propósito, la conciencia de que nuestra labor mejora la vida de alguien más. No porque nos sacrifiquemos, sino porque elegimos estar presentes, con humanidad, aun en lo difícil.

Viktor Frankl (2004) decía que quien tiene un “para qué”, puede con casi cualquier “cómo”. El problema es que muchas veces el sistema nos hace olvidar ese para qué. Turnos pesados, malos tratos, indiferencia institucional… Y ahí es donde toca hacer una pausa y recordar que no trabajamos solo por un salario: trabajamos por un sentido.

2. La dignidad empieza adentro, pero necesita apoyo afuera

La dignidad no es orgullo ni vanidad. Es saber que lo que hacemos importa. Es mirarnos al espejo y decir: soy necesario, soy necesaria. Pero también es exigir que se nos trate con justicia, con respeto, con condiciones laborales que nos permitan vivir bien.

Daniel Goleman (1995) hablaba de la inteligencia emocional como esa capacidad de mantenernos conscientes de nuestras emociones y las de los demás. En salud, eso se vuelve esencial. Pero no basta con pedirnos empatía: también necesitamos que la estructura nos sostenga. Una enfermera emocionalmente agotada no necesita más presión; necesita descanso, equipo, apoyo.

Y cuando esa dignidad no llega desde arriba, la construimos entre nosotros. Ahí entra el sentido colectivo.

3. ¿Qué significa hoy servir al bien común?

La palabra servicio público a veces suena a papel, a trámite. Pero no es eso. Servir al bien común es saber que mi trabajo mejora la vida de alguien más, incluso si no me lo agradecen. Que al vacunar, al atender una emergencia, al mantener limpio un consultorio, al acompañar a alguien en su dolor, estoy cuidando una parte del país.

Y aquí es donde entra el sindicato. El SNTSA37 no es solo un grupo que defiende derechos. Es también una comunidad que nos recuerda que no estamos solos, que nuestra fuerza está en estar unidos, en pensar juntos, en cuidarnos como gremio.

Albert Bandura (1997) hablaba de la autoeficacia colectiva: cuando creemos en nuestra capacidad para actuar juntos, las cosas cambian. Recuperar ese sentido colectivo, esa confianza mutua, puede ser lo que nos salve del agotamiento y nos devuelva el orgullo.

Ejercicio

“Mi vocación, hoy”

Tómate 5 minutos. En una hoja o en el celular, responde con honestidad:

  1. ¿Qué momento de esta semana me hizo sentir que valió la pena trabajar en salud?
  2. ¿Qué parte de mi vocación necesita más cuidado hoy?
  3. ¿A quién puedo agradecerle esta semana por sostenerme en lo colectivo?

Este ejercicio es sencillo, pero poderoso. A veces basta escribir para volver a recordar lo que realmente importa.

Conclusión

La vocación no es una carga. Es una llama. Pero toda llama necesita aire, espacio y resguardo. En este tiempo de fatiga, de presiones, de desánimo, necesitamos volver a mirarnos y decir: lo que hago importa, pero yo también importo.

Dignidad no es esperar aplausos. Es vivir y trabajar con la certeza de que merecemos respeto, descanso, seguridad, y sentido. Y cuando todo eso parece escaso, el colectivo puede devolvernos lo que el sistema nos niega.

Este blog, la Escuela del Éxito, tu equipo, tu sindicato, pueden ser espacios donde nos cuidemos en serio. No solo con palabras bonitas, sino con acciones pequeñas, profundas, constantes. Reconstruir el sentido colectivo no es un ideal abstracto: es una urgencia cotidiana.

A ti, que estás leyendo esto entre pacientes, entre reportes, entre pausas a medias: gracias. Gracias por seguir. Gracias por buscar sentido. Gracias por cuidar, aun cuando no te sientes cuidado. Hoy más que nunca, tu vocación necesita de ti, pero tú necesitas también de todos nosotros.

Que esta sea una invitación a reconectar contigo, con tu misión, y con esa red silenciosa que, aunque a veces no lo veas, te sostiene.

Bibliografía (APA 7)

Aristóteles. (2009). Ética a Nicómaco (J. L. Calvo Martínez, Trad.). Alianza Editorial. (Obra original escrita ca. 350 a. C.)

Bandura, A. (1997). Self-efficacy: The exercise of control. W.H. Freeman.

Frankl, V. E. (2004). El hombre en busca de sentido. Herder.

Goleman, D. (1995). Emotional intelligence: Why it can matter more than IQ. Bantam Books.