Sentido de Vida e Identidad

Mujer 2025: Corazón que cuida, fuerza que transforma
"La mujer no sólo tiene derecho a participar en la historia:
la mujer es quien le da sentido." (Báez, 2020)
Dr. Juan Bosco Ruíz Padilla
Catedratico de la Escuela del Éxito SNTSA37
18 agosto 2025

Introducción:

En los pasillos de hospitales, clínicas, centros de salud y ambulancias, late el corazón de miles de mujeres que, sin aspavientos, sostienen con firmeza la vida de los demás. Son médicas, enfermeras, laboratoristas, camilleras, psicólogas, trabajadoras sociales, administrativas, personal de intendencia… y, además, son madres, hijas, cuidadoras, líderes silenciosas. En el año 2025, la mujer trabajadora de la salud enfrenta desafíos que antes eran impensables: jornadas extenuantes, violencia institucional, sobrecarga emocional, digitalización apresurada, conciliación laboral y familiar, sin contar con el estigma de “dejar algo descuidado”. Sin embargo, cada día renace en ellas una energía singular: la del compromiso profundo con el cuidado, la del amor que no se rinde, la del profesionalismo que transforma.

Este texto es un homenaje y una reflexión. Una forma de decirles a todas: las vemos, las reconocemos, las necesitamos. Porque cada expediente escrito, cada herida curada, cada palabra que calma, cada noche sin dormir, cada comida postergada por cuidar a otros, es una semilla de dignidad sembrada en el sistema de salud. En esta entrada del Blog SNTSA37, nos acercamos a su realidad con respeto, admiración y la convicción de que hablar de la mujer trabajadora de la salud es hablar del futuro de nuestro país.

Desarrollo:

En 2025, ser mujer y trabajadora de la salud en Guanajuato (y en México) implica habitar una encrucijada histórica: nunca antes habían existido tantos logros —acceso a la educación profesional, liderazgo en hospitales, participación sindical, políticas públicas con perspectiva de género— y, al mismo tiempo, nunca antes habían sido tan visibles los retos estructurales que enfrentan: precarización, desigualdad salarial, dobles y triples jornadas, y un sistema aún patriarcal que sigue descansando en sus espaldas.

Desde el enfoque de la salud con perspectiva de género, sabemos que las trabajadoras no sólo enfrentan el cansancio físico del turno, sino también las demandas invisibles que la sociedad impone: ser “buena madre”, “buena profesional”, “buena hija”, “buena pareja”. Como señala Lagarde (2005), muchas mujeres viven una maternidad sin descanso, y una profesionalización que les exige ser siempre más, siempre disponibles, siempre perfectas.

Esto se intensifica en contextos como el sector salud, donde la vocación de cuidado suele confundirse con obligación moral. Muchas compañeras nos han compartido que, mientras atienden a pacientes graves, reciben llamadas de la escuela de sus hijos, piensan en el refrigerador medio vacío o recuerdan que aún no han llevado a su madre al chequeo. Y, sin embargo, siguen.

En palabras de Butler (2021), el género es una performance que la sociedad refuerza todos los días, pero también puede ser transformado. Por eso, cada mujer trabajadora de salud que exige condiciones justas, que pone límites, que se organiza, que educa a sus hijas e hijos en libertad, está también rompiendo cadenas históricas.

Y aquí entra la dimensión sindical: el SNTSA37 ha sido testigo de cómo las compañeras se han convertido en columnas esenciales del movimiento, liderando con empatía, inteligencia colectiva y una ética del cuidado profundamente humana. Ya no basta con reconocerlas en el Día de la Madre o del Trabajo: es urgente escucharlas en cada asamblea, en cada negociación, en cada política pública.

Porque ellas no sólo quieren “conciliar” su vida personal y laboral. Quieren rediseñar el sistema. Quieren espacios lactarios dignos, horarios humanizados, liderazgo sin techo de cristal, seguridad para salir del turno nocturno, justicia salarial, corresponsabilidad en casa, y que dejar a sus hijos al cuidado de otro no sea una culpa, sino un derecho compartido.

Y si bien hay avances —desde los protocolos de acoso hasta las redes de sororidad entre compañeras—, todavía falta mucho. La revolución pendiente del sistema de salud tiene rostro de mujer.

Ejercicio de reflexión:

La doble jornada invisible

Indicaciones: Durante una semana, al final de tu turno, dedica 5 minutos a responder en un cuaderno o en tu celular las siguientes preguntas:

  1. ¿Qué tareas de cuidado hice hoy además de mi trabajo profesional?
  2. ¿En qué momentos sentí culpa o presión por no “cumplir” con todo?
  3. ¿Qué podría delegar, compartir o modificar para no colapsar?
  4. ¿Qué sentí que fue un logro, aunque fuera pequeño?
  5. ¿Cómo me hablé a mí misma hoy? ¿Con juicio o con compasión?

Objetivo: Visibilizar la carga mental, emocional y física que muchas mujeres llevan sin cuestionarla, y comenzar a abrir espacio para el autocuidado, el límite, y el derecho a una vida digna, sin culpa.

Conclusión:

Ser mujer, madre y trabajadora de salud en 2025 es habitar una frontera entre la ternura y la fuerza, entre el servicio y la reivindicación. Es resistir, transformar, amar y sanar en un mismo acto. En esta frontera, las mujeres del SNTSA37 no están solas. Este blog, esta palabra compartida, esta reflexión colectiva, son un acto de presencia y de alianza.

A ti, compañera, que cuidas a otros mientras te olvidas de ti misma: recuérdate. A ti, que piensas que nadie ve tu esfuerzo silencioso: te vemos. A ti, que crees que no eres suficiente: ya lo eres. A ti, que cargas con todo: no cargues sola. Levántate, únete, exige, sueña, ama. El sistema de salud no camina sin ti. El país tampoco.

Como dice la poeta: “la revolución será con ternura o no será”. Y tú eres esa ternura organizada que el mundo necesita.

Bibliografía (estilo APA 7):

Butler, J. (2021). El género en disputa. Paidós.

Báez, L. (2020). El siglo de las mujeres. Siglo XXI Editores.

Lagarde, M. (2005). Claves feministas para la negociación en el amor. Horas y Horas.

Pérez, R. (2022). Mujeres en el sector salud: liderazgo y desafíos. Fondo de Cultura Económica.