Sentido de Vida e Identidad

Autoeficacia General y Servicio en Salud: Creer en Nuestra Capacidad de Marcar la Diferencia
Dr. Juan Bosco Ruíz Padilla
SNTSA37
19 mayo 2025

«Las creencias sobre nuestras capacidades influyen en la manera en que pensamos, sentimos, nos motivamos y actuamos.» Albert Bandura

En el vasto y complejo mundo de la atención en salud, cada persona que forma parte de este engranaje —desde el personal de enfermería, médico, administrativo, trabajo social, etc.— juega un papel fundamental. A menudo, cuando pensamos en el bienestar de los pacientes, centramos la mirada en los tratamientos, los diagnósticos y los procedimientos clínicos. Sin embargo, hay un factor que es igual de determinante: la autoeficacia de quienes trabajan en estas unidades.

Albert Bandura, psicólogo pionero en la teoría del aprendizaje social, definió la autoeficacia como la creencia en la propia capacidad para organizar y ejecutar las acciones necesarias para manejar futuras situaciones. En términos sencillos, es la convicción de que podemos influir en los acontecimientos de nuestra vida. Cuando trasladamos esta idea al ámbito de la salud, encontramos que la autoeficacia no solo afecta el desempeño individual, sino que tiene un impacto directo en la calidad del servicio que se brinda a los usuarios.

Creer en Nuestra Capacidad de Servicio

Imagina a quien hace el primer contacto con el paciente, en una unidad de salud. Su labor es más que agendar citas o proporcionar información; su actitud y seguridad pueden marcar la diferencia entre una experiencia de atención eficiente o una frustrante. Si esta persona cree en su capacidad para resolver problemas, manejar quejas con empatía y brindar un trato cálido, la percepción del usuario cambia drásticamente. Del mismo modo, alguien de enfermería que confía en su destreza para realizar los procesos propios del área, asistir en procedimientos, dar acompañamiento a los pacientes, o del área administrativa que se siente competente en la gestión de recursos, contribuyen a un entorno más eficiente y humano.

La autoeficacia no es innata ni estática. Se construye a lo largo del tiempo a partir de experiencias de éxito, aprendizaje social, estímulos verbales y el manejo de emociones. Cuando las organizaciones fomentan un entorno que refuerza estas experiencias positivas, los trabajadores de la salud —en cualquier área— fortalecen su creencia en su capacidad para actuar y mejorar.

La Autoeficacia en el Trabajo Diario

En las unidades de salud, los retos son constantes. Desde situaciones de emergencia hasta la gestión de procesos burocráticos complejos, cada tarea exige no solo habilidades técnicas, sino también confianza en la propia eficacia. Bandura nos diría que quien cree en su capacidad de afrontar estos desafíos es más propenso a persistir, a encontrar soluciones creativas y a mantener una actitud resiliente frente a la adversidad.

¿Cómo se traduce esto en el servicio? Un equipo con alta autoeficacia genera un clima organizacional más sólido. Se favorece la comunicación efectiva, se reducen los errores derivados de la inseguridad y el miedo al fracaso, y se mejora la experiencia del usuario. Un médico que se siente capaz de explicar un diagnóstico difícil con claridad y empatía, una trabajadora social que confía en su habilidad para guiar a una familia en un proceso complicado, o un técnico de laboratorio que actúa con seguridad en su proceder, no solo elevan su propio desempeño, sino que transmiten confianza a quienes reciben el servicio.

Fomentando la Autoeficacia en los Equipos de Salud

Si la autoeficacia es tan determinante, ¿cómo podemos cultivarla en el entorno de salud? Algunas estrategias pueden marcar una diferencia significativa:

  1. Capacitación y aprendizaje continuo: Cuando los trabajadores tienen acceso a formación y oportunidades de desarrollo, fortalecen su sentido de competencia y seguridad en sus habilidades.
  2. Modelos a seguir: Observar a colegas con alto desempeño y confianza puede ser una fuente de aprendizaje e inspiración.
  3. Refuerzo positivo: El reconocimiento verbal y el feedback constructivo aumentan la percepción de eficacia y refuerzan conductas positivas.
  4. Entorno de apoyo: Un clima organizacional donde se fomente la colaboración y el respeto permite que cada persona se sienta respaldada en sus decisiones y acciones.
  5. Manejo del estrés: Brindar herramientas para la regulación emocional ayuda a los trabajadores a enfrentar situaciones difíciles sin que ello afecte su creencia en sus capacidades.

Un Servicio Basado en la Confianza

Cuando las personas que trabajan en unidades de salud creen en sí mismas, el impacto se expande más allá del individuo. Pacientes más tranquilos, procesos más fluidos, equipos más cohesionados. La autoeficacia es un motor silencioso que sostiene la calidad de la atención. No se trata de un simple optimismo vacío, sino de una confianza fundamentada en la experiencia, el aprendizaje y el apoyo mutuo.

Albert Bandura nos recuerda que nuestras creencias moldean nuestras acciones. Así que la próxima vez que dudes de tu capacidad para resolver una situación o marcar la diferencia en tu entorno laboral, recuerda: la confianza en ti mismo no es un don, es una construcción diaria. Y en el servicio en salud, cada gesto, cada palabra y cada decisión respaldada por la seguridad en tus habilidades, contribuye a una atención más humana y eficaz.